A cualquiera que le muestres hoy en día un smartphone con teclado físico te mirará con cara de asco antes de lanzártelo a la cabeza. Cualquiera menos un tipo muy concreto de usuario: el adicto al BlackBerry. Para ellos y ellas, para los que siempre han echado pestes contra las pantallas táctiles, BlackBerry lanzó el Q10, una evolución de la mítica Bold o Curve pero con nuevo sistema operativo y hardware renovado. El problema: ¿cuántos adictos al BlackBerry de siempre quedan ya en el mundo? Cada vez menos. El Q10 es un buen móvil, lo hemos probado a fondo durante varias semanas y te contamos debajo todas las impresiones. Pero esa no es la clave. La clave es que el móvil de teclado físico y pantalla diminuta es ya una idea del pasado.
El diseño del Q10 es de alta calidad, pero no es el fuerte del teléfono. Lo primero que sorprende al cogerlo es la desconexión que hay entre la parte frontal (con esquinas redondeadas perfectamente acabadas y un teclado espectacular) y la trasera, con una carcasa de fibra trenzada de vidrio. La parte posterior flojea, y no por el material (la fibra trenzada, aunque parecida al plástico, es más resistente, suave y casi almohadillada al tacto), sino por la cubierta que se desliza para extraer la batería. Su encaje en el teléfono es muy mejorable: deja un hueco entre la carcasa y la batería que da una sensación hueca a la parte posterior del móvil.
Con 10,35 mm, el Q10 es un poco más grueso que el Z10, pero en absoluto pesado (139 gramos). En el frontal, la pantalla táctil de 3,1 pulgadas super AMOLED de resolución 720 x 720 píxeles te hará añorar las pantallas mayores si vienes de smartphones táctiles, o te parecerá exactamente igual a la del Bold o el Curve si vienes de esos modelos.
La diferencia ahora en diseño está en el teclado. Cuatro bandas metálicas rectas separan las líneas de teclas que son, con diferencia, lo mejor del teléfono. Si, como yo, saltaste de teclados físicos a táctiles hace ya unos años, volver al principio te parecerá absurdo. Pero esa es la magia de BlackBerry: a las pocas horas tus pulgares habrán rejuvenecido y estarás escribiendo tan rápido como en una pantalla táctil. Lo malo: es algo que, por suerte o por desgracia, ya no marca la diferencia. Cuando la mayoría de usuarios prefieren una pantalla grande para navegar o ver vídeos a sus anchas y un teclado decente, en lugar de un super-teclado y una pantalla minúscula, no puedes luchar contracorriente.
Sobre el nuevo BlackBerry 10 te hablamos de ello en el análisis del Z10 hace unos meses por lo que poco vamos a añadir por aquí. La clave es la misma: gestos, gestos y gestos. No hay un botón de inicio, hay un gesto: deslizar el dedo hacia arriba desde la base de la pantalla. Y el otro gesto clave es el de acceder a BlackBerry Hub, deslizando el dedo de izquierda a derecha de la pantalla.
Estos gestos, que en el Z10 son relativamente cómodos, en el Q10 son algo más problemáticos por lo reducido de la pantalla. No es nada raro que tengas que repetir varias veces alguno de ellos para que el móvil responda, sobre todo si tienes unos dedos más gruesos de lo normal.
Además, BlackBerry ha tenido que dejar una banda de pantalla de casi un centímetro entre los iconos y el nacimiento del teclado físico, donde se ve la barra de situación en el menú o la barra de direcciones en el navegador, y el resultado es realmente extraño. Es como si el teléfono quedara dividido en dos mundos: en la parte superior, hundida, está la pantalla táctil y en la inferior, el teclado que sobresale por encima de todo. Muy lejos de esa sensación homogénea de pantalla y teclado unidos en un solo interfaz.
La ausencia de apps frente a otras plataformas es aún muy notable. Y una nativa clave, la de mapas, es bastante inferior a Google Maps o Here de Nokia. Y luego está el diseño del software: los iconos, las fuentes y lo abigarrado del interfaz es igual de desesperante que en el Z10. Si vienes de Android, de iOS o incluso de Windows Phone, será difícil que no veas el diseño de BB10 como un paso atrás. No en funcionalidad, pero sí en apariencia.
Junto al teclado, hay otro elemento que te reconcilia con este smartphone: su rapidez. El procesador (Qualcomm de doble núcleo a 1,5 GHz) y la memoria RAM (2GB) es la misma que en el Z10, pero la optimización con el resto de especificaciones y el software es tan buena que parece igual o más rápido que su hermano mayor. La única salvedad es a la hora de lanzar la aplicación de la cámara para fotos o vídeo, con unos segundos extra de espera que no deberían de existir. O a la hora de abrir aplicaciones complejas en código como Facebook. Por lo demás, el Q10 es una pequeña bala.
Junto al teclado y la rapidez, la batería será el otro frente que te sorprenderá. Cuenta con una batería de 2.100 mAh, superior a los 1.800 mAh del Z10 y se nota. En nuestras pruebas, bajo un uso intensivo de email, aplicaciones y cámara, pudimos extender el uso a un día completo sin problema, e incluso casi a día y medio en algunas ocasiones, más de lo que nos ocurrió con el Z10.
Sin embargo, con BlackBerry ya se sabe, es una de cal y otra de arena: la cámara te romperá el corazón. Es la misma que en la del Z10, una principal de 8 MP con flash LED y capaz de grabar vídeo a 1080p, y la delantera de 2 megapíxeles. A plena luz del día las fotos salen sin alma, descafeinadas en color y con algo de ruido. En situaciones con poca luz, mejor ni lo intentes. Cierto que al usuario objetivo de este tipo de móvil probablemente le de igual la cámara, pero avisado estás.
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